Tan solo un segundo, Virginia McKenzie

Hannah tenía un futuro prometedor en aquello que más amaba: la danza sobre hielo. Una meta por la que había luchado junto a Nicholas, su mejor amigo y compañero, durante los últimos diez años. Hasta que el error de otro le demostró lo efímeros que pueden ser los sueños. 

Mikhail hace mucho que olvidó lo que era disfrutar al salir a la pista. Es más, tras la lesión que lo obligó a retirarse del patinaje artístico, creyó que nunca tendría ocasión de recordarlo. Sin embargo, el destino parece dispuesto a darle la oportunidad de volver a competir y, sobre todo, de cumplir una promesa grabada con tinta en su cuerpo. Claro que para ello tendrá que convencer a Hannah de que juntos pueden lograr grandes cosas. 

Para ambos, luchar por un nuevo comienzo significará tener que hacer frente a sus heridas emocionales, porque solo si son capaces de curarlas encontrarán la manera de vivir y amar sin fronteras. 

Y dale, Andrea, con la novela romántica. Yo creo que tanto volver a este tema me está tratando decir algo, que soy la tía solterona que va a juntarse todas las novelitas Arlequín del mundo, supongo. Pero ya que nos pondremos a coser y cantar, por eso de vestir santos, hay que disfrutarlo y buscar cositas nuevas, como Tan solo un segundo, de Virginia McKenzie. Y voy a admitir que lo primero que me llamó la atención de este libro fue su portada, tengo una debilidad tremenda por las tipografías. Pero de inmediato la sinopsis me recordó a una película de Disney que habré visto 50 veces. La cinta iba de una chica que tiene el sueño de ser patinadora sobre hielo como Hannah pero hay montones de cosas y personas que ponen en duda su talento. 

Y aunque he visto otros tantos filmes con esta temática, en literatura nunca había había tenido una lectura así, esa es la parte más emocionante. Me atrapaban los momentos en que había descripciones sobre todo el trabajo en la pista, rutinas, figuras, movimientos, todo eso me resultó fascinante. Desconozco cuánto trabajo de investigación hizo la autora para esta parte de la novela pero vaya que lo hizo bien. Aunque la emoción no está sólo en eso sino también en la interacción entre los personas. 

Hannah, Nick y Misha comparten una misma pasión pero para los tres la suerte se vuelca y deben reordenar su mundo. No diré de qué modo porque es algo debe averiguarse en la lectura pero nos recuerda que incluso cuando estás en el punto más alto, un error puede hacerte descender. El problema más fuerte es quizás no encontrar el camino para volver a escalar, no tener fuerzas para seguir. Y es que los que alguna vez fueron jóvenes alegres y entusiastas, ahora parecen fantasmas del hielo, pues sus carreras parecen meras historias. 

No sé ustedes pero lo primero que me viene a la mente con esto es frustración. Porque todos hemos pasado por momentos de desasosiego al haber luchado por algo y no conseguirlo al final. Un examen, un proyecto, algo que esperábamos y nunca sucedió...  Así ocurre con estos chicos y aunque el libro no es precisamente una lectura triste, si me ponía un poco sentimental porque entendía la situación. Por otro lado está el aspecto de que al ser deportistas de alto rendimiento, su vida está totalmente consagrada al patinaje  y los entrenamientos resultan tan extenuantes como como el fracaso. 

Aunque suelo tener algo de rechazo por los personajes sufridos, en esta novela si que está muy bien justificado para uno de ellos y eso a veces es lo que falta en otras obras, tener un buen trasfondo que de solidez al planteamiento. McKenzie lo logra. Aunque los chicos progresan de manera positiva, no se pierde la lógica entre trama y construcción de personajes y eso también es muy favorable para la experiencia lectora. Logré encariñarme con cada uno de ellos y al mismo tiempo pude dejarlos ir al cerrar el libro, no sentí que faltara algo pero tampoco que sobrara. 

Comienzo a creer que poco a poco me voy metiendo más en el pantanoso y rosa mundo de la novela romántica ¿será? O quizás se debe a que he tenido buen ojo con mis elecciones, como en esta ocasión. Tanto si buscas algo diferente en el género como si apenas te estás iniciando en él, Tan solo un segundo es una novela entretenida pero sin volverse plana. Usualmente se cree que al decir "fácil de leer" nos referimos a que no tiene gracia y peca de simplona pero no. Puedo decir que este libro es fácil de leer porque resulta una historia natural a pesar de posicionar a sus personajes en situaciones tan específicas. 

Otra cosa que nos motiva a ver este libro es lo dura que resulta la vida de los deportistas, que si bien hacen lo que aman, viven cien por ciento para esto. No es como que un día despierten y decidan que ya se aburrieron un poco y prefieren ponerse a hacer macramé. Si bien hay un cambio en estos personajes, nos muestra que tiene que suceder algo realmente fuerte para hacer un cambio en algo en lo que había trabajado tu vida entre. Me sentí motivada a dar el cien por las cosas que quiero porque ¿por qué no intentarlo de nuevo? 

Quizás mi único pero podría ser que me hubiese gustado ver más acción en la pista pero eso ya es mucha ambición ¿no? Por cierto, esta es la primera novela de la autora y no sé si recibió una buena ayuda por parte de su editor o ha sabido pulir su trabajo de manera increíble pero ha dejado el listón muy alto para su próxima obra. Si en este punto no recuerdas de cuál película hablaba al inicio, Ice Princess (Sueños sobre hielo) ;)  . 

Gracias a Ediciones Urano por el ejemplar para lectura.