N.E.D.A.blog: Por trece razones, Jay Asher

martes, 28 de febrero de 2017

Por trece razones, Jay Asher

Sinopsis:

No puedes detener el futuro. No puedes rebobinar el pasado. La única manera de conocer el secreto es presionando play.

Clay Jensen desearía no tener nada que ver con los casetes que grabó Hannah Baker. Porque Hannah está muerta y se debería haber llevado sus secretos con ella.

Pero si Clay recibió los casetes es porque, de alguna manera, él fue responsable de la muerte de la joven. Y lo que ella grabó en esas cintas pueden cambiar la vida de Clay y de todos sus compañeros para siempre...

Este libro había estado en mi lista de pendientes desde hace algunos años, sin embargo, la reciente noticia de que pronto habrá una serie en Netflix de la novela me incitó a leerlo ya. También hay que decir que Selena Gómez y su madre están detrás de este proyecto porque ambas son fans de la historia de Jay Asher. De hecho Mandy Teefey, madre de Sel, fue quien le pidió que luchara por realizar la serie y es que para ambas el tema es muy importante.

Pues bien, por esas pequeñas razones fue que comencé a leer Por trece razones y me sorprendí bastante al encontrar un libro sobre el suicidio que se sale de la norma. Todo comienza, para nosotros, con Clay Jensen, un chico normal bastante tranquilo que una tarde al volver a casa, encuentra un paquete con su nombre. Lo abre entusiasmado y se encuentra con una sere de cintas de cassete grabadas por la mismísima Hanna Baker, un chica de la escuela que recién se ha suicidado. Ya se imaginarán la sorpresa que fue para Clay, yo en su lugar hubiera dejado de escuchar las cintas les habría echado agua bendita o algo pero él continuó. En las grabaciones, Hanna explica que las mismas están dirigidas a 13 personas que de una forma u otra han tenido algo que ver en su muerte. ¿Quién no se caería del asiento al saber que puede ser culpable del suicidio de alguien?
Lo que Asher hace aquí es jugar con la dualidad de Clay porque si bien al inicio nos parece un chico de lo más normal, comenzamos a sospechar que oculta algo.

Claro, la novela comienza in media res y lo interesante es llegar al fondo de esto y saber si Jensen nos miente o no cuando dice que él jamás lastimó a Hanna. Esto se logra con una narración a dos voces: por un lado tenemos a Clay con el argumento principal y por el otro, Hanna va revelando, cinta a cinta, sus secretos. Este es un doble juego también porque además de darle agilidad a la historia, nos muestra cómo es que solemos tener una imagen de alguien sin conocer las dos cara de la moneda y dejarnos guiar por los rumores. Rumores, ahí comienza el sufrimiento de la chica. Cuando un muchacho gracioso hace creer a todos que Hanna se deja tocar íntimamente, el resto de la escuela la etiqueta en automático como "la chica fácil" y no le dan derecho de réplica. ¿Cuántos de nosotros no recibimos un apodo en la escuela y tuvimos que cargar con él? Muchas veces lo que los demás hablen de ti, aunque sea mentira, pesa más que la propia verdad.

Tal como la misma Hanna lo explica, este simple rumor crea un efecto bola de nieve que termina por aplastar su confianza. Uno tras otro van desfilando compañeros y antiguos amigos que sólo se dedicaron a sacar paladas para preparar la tumba de esta chica. El mensaje es claro: las palabras también matan. Pero quizás la indiferencia es más fuerte en este caso porque cuando Hanna comenzó a dar importantes señales de alarma los demás la ignoraron. Para todos, la reputación de la chica fácil fue tema digerido pero no para ella pues tuvo que soportar abusos y ser víctima de la crueldad natural de aquellos que buscan en dónde proyectar sus inseguridades. Y es que el resto de personajes no hacen más que mostrar sus debilidades, señalan a los demás en defectos que ellos mismos tienen para desviar la atención. No voy a dar ejemplos porque ese es uno de los misterios del libro, saber quiénes son esas 13 personas y por qué están ahí.

Más allá del drama (y lo digo con la mejor intención) el libro nos habla sobre los detalles, a veces imperceptibles, que nos tratan de revelar que alguien está en problemas. Clay comienza exponiendo que no había manera de saber que Hanna se suicidaría, que llevaba una vida normal. Iba a la escuela, tenía un trabajo de medio tiempo y comenzó a volverse retraída... Esto lo sabe bien porque poco a poco nos enteramos de que Jensen estaba enamorado de Hanna. Ambos trabajaban en el cine local pero nunca pasaron realmente de ser compañeros, nunca pudo Clay acercarse a la chica real, aquella que quería desaparecer. ¿Entonces por qué está Clay en las cintas? Él también trata de recordar que lo llevó a estar vagando por la ciudad a medianoche mientras escucha la voz de Hanna desde el pasado y recorre los lugares donde todo se vino abajo. Entre los relatos de ella y los flashbacks del chico iremos conociendo la verdadera historia, como si recogiéramos piezas de un extraño rompecabezas.

Un aspecto que me parece importante destacar es que Hanna no es víctima, también tiene la culpa de algunas cosas, aunque ella no haya metido las manos directamente. Es interesante que Asher proponga personajes con matices, no sólo blancos y negros, aunque si que los hay unos más que otros. La lectura es sumamente ágil, yo terminé el libro en mis trayectos en el autobús. Quizás por estas dos líneas narrativas o por lo adictiva que me resultó la lectura, no pude dejarlo hasta que llegué a la última página y una vez ahí, tuve que regresarme para entender el final. No porque fuera difícil sino porque fue como tomar agua fresca después de una carrera. ¿Lo recomiendo? Si. Es de eso libros que no sólo te van a entretener sino que vas a disfrutar de la construcción de Jay Asher, y aunque no es el objetivo de la literatura, aprenderás dos que tres cosas acerca de cómo tratar a los demás.